El sueño argentino de prosperidad

(Con modelos a imitar)

Falta de recursos y la lucha por sobrevivir que tanto sueño y tiempo nos quita, impiden el desarrollo cultural y la consciencia crítica del individuo; pero incluso cuando la supervivencia es alcanzada y superada, le sucede la lucha por un añorado e inabarcable bienestar, que impiden del mismo modo, y tal vez hasta el final de nuestros días, el desarrollo cultural y la consciencia crítica del individuo.

Hoy la concreción de una “sociedad mejor e igualitaria” según los parámetros occidentales de progreso que fuimos aprendiendo; con trabajo, estabilidad y comodidad, sería prácticamente una tragedia.

Teniendo en cuenta valores, necesidades y costumbres que imperan en nuestra nación y sobre todo en las grandes metrópolis globalizadas, si nuestros sueños se hicieran realidad el paisaje sería (y es en muchos sitios) en verdad deprimente.

Imaginemos. Imaginemos un país sin villas (permanentes) de “emergencia”, donde todos tengan techo y comodidades; una ciudad pudiente y pujante; inevitablemente deberemos agregar a nuestro sueño basurales millares de veces más extensos que los actuales; ya que los principales productores de basura (sumada ahora la basura electrónica) son los hombres y familias exitosas; mientras sectores marginales e indigentes resultan ser los principales factores indirectos de reciclaje y ambientalismo.

Aunque no descartemos los procederes de naciones serias como Suecia, Bélgica, Alemania, Suiza, EE.UU., etc. que no sólo exportan sus productos y servicios, sino directamente sus industrias peligrosas y toda su basura consecuente.

 

“En diciembre de 1991, Lawrence Summers era el economista jefe del Banco Mundial. En esa capacidad, publicó un memorando directo al personal superior del Banco Mundial llamándolos a (…) estimular las áreas relativamente poco contaminadas del mundo para que, entre otras cosas, aceptaran una `redistribución´ más justa de los residuos y de la contaminación del mundo industrial. Esto sería un gran progreso hacia la rectificación del `desequilibrio´ tóxico actual.

`Siempre he pensado´, escribió Summers, `que los países de baja densidad de población en África están infinitamente subcontaminados; que es probable que la calidad de su aire sea ineficientemente más baja (en contaminantes), en comparación con Los Ángeles o Ciudad de México´.” (1)

“La organización Greenpeace ha demostrado que Alemania gastaría mil marcos neutralizando cada tonelada de residuos peligrosos, pero gastando nada más que cien los exporta a Rusia o al África o a América Latina. Los veinticinco países que forman la Organización para la Cooperación en el Desarrollo Económico del Tercer Mundo, producen el 98 % de los desechos venenosos de todo el planeta.

Prohíben la importación de sustancias contaminantes y las derraman generosamente sobre los países pobres. Hacen con la basura lo mismo que con los pesticidas y abonos químicos prohibidos en casa: los exportan al sur bajo otros nombres.
Buena parte de la basura norteamericana que se descarga sobre México, por ejemplo, llega envuelta en `proyectos de desarrollo´ o disfrazada de `ayuda humanitaria´, y no es por casualidad que la zona fronteriza es la más contaminada del planeta y el Río Bravo el más envenenado.
Aunque la mayor parte de la basura se vuelca de contrabando, la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos reconoce que México recibió `legalmente´ en 1992, 72 mil toneladas de desechos tóxicos de su vecino. Siete veces más que el año anterior.
El ex presidente de Argentina, Carlos Menem, ofreció el país diciendo `aquí tenemos mucho lugar´. La ley argentina impedía el ingreso de residuos peligrosos, pero para resolver el problema bastaba con un certificado de `inocuidad´ expedido por el país que quiera desprenderse de ellos”. (2)

 

Si hoy nuestro ideal "argentino" de libertad se resume en otorgar buenos sueldos a sus ciudadanos para que tengan un buen “nivel de vida” (nivel de consumo), y mejor “calidad de vida” (cantidad de cosas que se poseen); y del mismo modo y de la mano de una industria productiva; nuestras ciudades se verían ensombrecidas por un cielo gris eterno y un aire densificado y negruzco producto de las multiplicadas y rentables fábricas que no dejarán de trabajar y dar trabajo (una Argentina de ensueño); y los inmensos rascacielos y mansiones de hombres que se aseguraron el techo y embellecieron sus hogares a gusto y personalidad, taparían un poco más el sol. Calor y luz de la cual nuestra existencia realmente depende, junto con un aire limpio y renovado.

Ya que estamos imaginando una ciudad próspera según las convenciones vigentes, ningún ciudadano con poder adquisitivo y sentido común dejaría pasar la oportunidad de adquirir móviles motorizados de alta gama (¿se imaginan si todos los que quisieran y no todos los que pueden tuvieran un vehículo?), que tornarán inútiles las veredas, ya que asimismo serán inútiles las piernas, y aún más intransitables las calles, tanto que deberán realizarse autopistas que rocen las ventanas de los rascacielos, si es que se pretende evitar el caos en el hormiguero de vehículos que sustituirá al hormiguero actual de gente.

Las naciones maduras que ya atravesaron su etapa industrial -y utilizaron la “estrategia de tirar la escalera” al alcanzar un alto nivel de desarrollo luego de desplegar históricamente políticas proteccionistas, impidiendo el progreso en otros países imponiendo el libre mercado) aprendieron que es más conveniente ser el centro administrativo y neurálgico de su economía y llevar todas las incómodas maquinarias pesadas lejos de allí.

Actualmente China es una potencia económica en desarrollo que no para de fabricar manufacturas y basura desenfrenadamente para todo el mundo sin tener en cuenta los riesgos. De hecho un alto funcionario europeo acusó al país oriental de arruinar el medio ambiente con emisiones descontroladas de dióxido de carbono, a lo que un alto dirigente chino respondió: “Ustedes ya hicieron su revolución industrial; ahora nos toca a nosotros”. (3)

  

“El 6 % más rico de la humanidad devora un tercio de toda la energía y recursos naturales que se consumen en el mundo. ¿Qué pasaría si toda la inmensa población del Sur pudiera devorar al mundo con la impune voracidad del Norte? ¿Qué pasaría si se multiplicaran en esa loca medida los artículos suntuarios y los automóviles y las neveras y los televisores y las usinas nucleares y las usinas eléctricas? ¿Qué pasaría con el clima, que está ya cerca del colapso por el recalentamiento de la atmósfera? ¿Qué pasaría con la tierra, con la poca tierra que la erosión nos está dejando? ¿Y con el agua, que ya la cuarta parte de la humanidad bebe contaminada por nitratos y pesticidas y residuos industriales de mercurio y plomo? ¿Qué pasaría? No pasaría. Tendríamos que mudarnos de planeta. Éste que tenemos, ya tan gastadito, no podría bancarlo.
El precario equilibrio del mundo, que rueda al borde del abismo, depende de la perpetuación de la injusticia. Es necesaria la miseria de muchos para que sea posible el derroche de pocos. Para que pocos sigan consumiendo de más, muchos deben seguir consumiendo de menos. Y para evitar que nadie se pase de la raya, el sistema multiplica las armas de guerra. Incapaz de combatir contra la pobreza, combate contra los pobres, mientras la cultura dominante, cultura militarizada, bendice la violencia del poder.
El `american way of life´, fundado en el privilegio del despilfarro, sólo puede ser practicado por las minorías dominantes en los países dominados. Su implantación masiva implicaría el suicidio colectivo de la humanidad.” (2)

  

 

Adjunto:

Ejemplos de Prosperidad

Modelos a imitar

Es matar o morir. Sí queremos sobrevivir en esta silenciosa batalla por el progreso a través de corporaciones pujantes que devoran a las pequeñas, y a la vez naciones grandes se impongan ante las subdesarrolladas; debemos imitar, -no sólo admirar desde nuestra “atrasada” e inmadura Argentina- a las empresas occidentales, que en su mayoría son nórdicas: alemanas, belgas, suecas, suizas, estadounidenses, etc.

En el rubro alimentos, nuestras industrias deberían proceder como la gran Nestlé, por ejemplo, el mayor consorcio industrial de Suiza y la mayor empresa alimenticia del mundo, que consigue sus materias primas en África y específicamente en Costa de Marfil, donde se explotan hombres y esclavizan niños, unos veinte mil, según la organización de DD. HH. Terre des Hommes. “En reiteradas ocasiones, sobre todo en países pobres, la empresa ha intentado convencer a las mujeres embarazadas y madres jóvenes de que no amamantaran a sus hijos, recurriendo a ello a la publicidad de sus productos y al suministro de muestras gratuitas. Sin `demanda´, el cuerpo deja de producir leche materna, y después de un cierto tiempo las madres se ven obligadas a comprar el alimento infantil a precios elevados”. (4)

O actuar con los escrúpulos la segunda productora de alimentos más grande, Kraft Food International (Philip Morris) con sede en Nueva York, que hacen los ricos y adictivos productos Oreo, Milka, Marlboro y Philip Morris, todo al mismo tiempo. También utilizan el cacao marfileño que, según la empresa “ha realizado un aporte esencial para contribuir en el despegue de su sector agrícola”. Lo que no dice es que allí trabajan niños de entre 7 y 14 años secuestrados en Malí y llevados a Costa de Marfil para que se deslomen en las plantaciones sin pago alguno. “Lo que ocurre allí se llama lisa y llanamente esclavitud”, dijo Pierre Proupard, director de UNICEF en Malí. “El que intenta huir de ese horror corre el riesgo de ser apaleado y hasta asesinado por su dueño.” (4)

O actuar como Unilever Group, con sede en Londres y Rotterdam, que fabrica productos para comer (Knorr), para el cuidado del cuerpo (Dove, Axe, Rexona, Calvin Klein, etc.) y detergentes (Cif), que tomó partido en la explotación colonial en África desde 1911, dónde obtiene sus materias primas. Imputada por destrucción de estructuras comerciales locales en África y Asia, explotación a través de los proveedores, colaborar con el régimen del apartheid en Sudáfrica y despojar a la población de sus tierras en el Congo Belga para obtener aceite de palma (insumo para hacer jabones). (4)

Ni hablar de Mc Donald´s Corporation (EEUU) reconocida por sus sabrosos alimentos al paso e imputada por trabajo infantil, explotación, condiciones de trabajo desastrosas en empresas proveedoras, y excesiva utilización de carne con consecuencias ecológicas y sociales negativas.

En el rubro indumentaria, tenemos de modelo a seguir a la multinacional sueca Hennes & Mauritz AB; que no opera por sí misma ninguna fábrica textil, sino que posee más de 900 proveedores contratados allí dónde se emplean niños de 14 años con salarios bajísimos; más específicamente en Madagascar, la isla de República de Mauricio, India y Rumania. Idéntico procedimiento realiza la fábrica alemana de zapatos Heinrich Deichmann-Schuhe GmbH & CO. KG pero que además sus empleados en las curtiembres trabajan irónicamente descalzos para realizar una etapa en el proceso de los zapatos, sin indumentaria ni protección en medio de la toxicidad de estos cuartos químicos expuestos a 175 sustancias tóxicas, sales y ácidos que ponen en riesgo la vida y contaminan buena parte del agua potable, destruyendo también superficie agrícolas. (4)

O Triumph Internacional (Suiza), fabricante de lencería, pijamas y ropa de baño, líder del mercado europeo, acusada de explotación; colaborar en la dictadura militar de Myanmar dónde poseía una gran fábrica; y represión: en el año 2000 en Filipinas, tropas de combate alistadas por la dirección de la firma y fuerzas policiales pusieron fin violentamente a una huelga de sus empleados que exigía salarios que cubran el costo de vida. Cien activistas fueron heridos, ocho arrestados, los 21 miembros sindicales despedidos, y el resto de los huelguistas retomaron el trabajo por miedo a ser despedidos.

Adidas (Alemania), Nike (EEUU); Reebok International LTD. (EEUU), y también Levi Strauss & Co (EE.UU.) fabricante de jeans, ropas y accesorios; todas imputadas de explotación, trabajo infantil, acoso sexual e irregularidades en empresas proveedoras.

Sumemos los servicios de este rubro, que cumple por ejemplo C&A (Bélgica), dónde se obliga a cumplir horas extras; y donde hubo arrestos de trabajadoras que convocaron a protestas en Indonesia, por acoso sexual, despido de embarazadas seguido de reincorporaciones a cambio de menor salario. Comunmente se cumple un ritmo laboral de hasta 80 horas semanales, dónde se incluían niños menores a 15 años que trabajaban como cualquier otro durante las largas jornadas.

Otro negocio rentable es el de los medicamentos, en especial en Europa, que dio un salto en trampolín luego de experimentar con prisioneros de guerra y civiles, sobre todo en los campos de concentración en la Segunda Gran Guerra. Porque no sólo eran utilizados de conejillos de indias si no que también se los esclavizaba en las fábricas. Por ejemplo Aventis (Francia) y Bayer AG (Alemania), estaban unidas en esos tiempos para someter a hombres a trabajos forzados, y fabricaron el famoso gas Zyklon B, para aniquilar judíos en las cámaras. Estas fábricas de pastillas, junto a Boehringer Ingelheim GmbH (Alemania), Bristol-Myers Squibb Company (EEUU), Glaxosmithkline (Gran Bretaña), Novartis (Suiza) y Schering AG (Alemania) entre otras, están imputadas de trabar la fabricación y comercialización de medicamentos confiables y baratos que no sean de ellos, financiar ensayos clínicos peligrosos con enfermos, comercializar medicamentos ineficaces y pagar enormes sumas de dinero a médicos para que aprobaran sus productos.

En el rubro combustibles, una de las razones por la que nuestros yacimientos petrolíferos fiscales no prosperaron, es que nunca se tuvo la inteligencia de actuar según la moral y las metodologías de petroleras como TotalFinaElf S.A. (Francia), Royal Dutch/Shell (La Haya y Londres), OMV AG (Austria), Exxon Mobil Corporation (EEUU), BP Amoco P.L.C. (Londres), Agip (Grupo ENI) (Italia), y demás subsidiarias que fueron mutando de forma y nombre, pasándose de mano sucia en mano sucia; que están todas imputadas de financiar guerras civiles y tráfico de armas, destruir el sustento vital en regiones petrolíferas y colaborar con regímenes militares sobre todo en Asia y África, excepto OMV AG que sólo descubrió yacimientos importantes en Sudán, justamente antes de que aldeas enteras fueran arrasadas por el régimen fundamentalista islámico del gobierno en las cercanías de los campos petrolíferos y los pobladores fueran ejecutados. La guerra civil contra los sudaneses del sur, que se cobró más de dos millones de vidas, fue financiada con los ingresos del petróleo. (4)

 

Y estas son sólo algunas de las corporaciones exitosas de los países serios a los cuales imitar. “Ninguna riqueza (o muy pocas) es inocente”, dicen.

 

Bruno del Barro

15/10/13

 

  1. “Residuos tóxicos y el Nuevo Orden Mundial, Parte II” (Indymedia), por Mitchel Cohen.

  2. “Úselo y Tírelo”, de Eduardo Galeano

  3. “Un poco de realismo político”, por José Natanson (director Le monde Diplomatique)

  4. “El libro negro de las marcas”, de Klaus Werner y Hans Weiss

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